La Cultura Mixteca, fue un pueblo que habitaba en el Sudeste de México, se ha conservado de su conjunto cultural un contingente único de códices ilustrados, procedentes con toda seguridad de códices prehispánicos, que contienen información de carácter genealógico e histórico. Se encuentran datos similares tanto en relieves de piedra y de madera del territorio maya como en códices del valle de México y otras regiones de Mesoamérica, algunos de principios de la época colonial. La Cultura Mixtecas son los autores de la mayor parte de los códices ilustrados de contenido no religioso anteriores a la conquista.
Dentro de la historia mesoamericana, hay que mencionar a los soberanos citados en los códices de la Cultura Mixteca del período posclásico. Las fechas más antiguas se remontan al siglo X d de C, y en algunos códices continúan hasta la conquista española. Estas indicaciones se completaban con las de los códices ilustrados, realizados en la época colonial, a menudo en relación con procesos por la posesión de tierras o a causa de querellas sucesorias entre monarcas.
Dentro de la historia mesoamericana, hay que mencionar a los soberanos citados en los códices de la Cultura Mixteca del período posclásico. Las fechas más antiguas se remontan al siglo X d de C, y en algunos códices continúan hasta la conquista española. Estas indicaciones se completaban con las de los códices ilustrados, realizados en la época colonial, a menudo en relación con procesos por la posesión de tierras o a causa de querellas sucesorias entre monarcas.
En los siglos XIII y XIV se produce
el apogeo de su civilización, siendo conquistados parcialmente en el XV por
los aztecas.
Entre sus especialidades se podían citar los mosaicos de plumas, la alfarería
polícroma decorada y el tejido y bordado de telas.
Las contribuciones más importantes
de los mixtecos son: los registros pictográficos en códices hechos sobre piel
de venado de la historia militar y social que narran aspectos del pensamiento
religioso, de los hechos históricos y de los registros genealógicos de su
cultura; la orfebrería, cuyas muestras como pectorales, narigueras, anillos o
aretes, demuestran que manejaron con maestría el oro trabajado con la técnica
de la cera perdida, así como el labrado del alabastro, el jade, la turquesa y
la obsidiana, entre otros.
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